De viaje por Mendoza tuve encuentro muy agradables y uno de ellos fue en la Bodega Nieto Senetiner, Luján de Cuyo, en el Valle de Vistalba, a la que fuimos un viernes al atardecer. En la imagen se observa la entrada a la casa, que fue construida con cierta simbología, que la caracteriza hace varios años a través de diversas imágenes que corren en la prensa en general.

 

 


Nos recibió Roberto González, el Chief Winemaker, de reconocido prestigio en el ambiente vitivinícola, a quien conozco desde hace unos años, a partir de distintas reuniones que la firma organizó, en su Casa Nieto Senetiner, de Barrio Norte (Buenos Aires).

Es un enólogo senior, aunque relativamente joven (esta semana cumplió 53), casado, con un hijo, y recibido en la Universidad Juan Agustín Maza, con desempeño profesional en varias bodegas para recalar en ésta a mediados de la década del ’90. Es un enamorado de su profesión y de la ciencia enológica, que tiene una cordial agradable personalidad.

 

 

La Bodega Nieto Senetiner nació en 1888, cuando inmigrantes italianos plantaron los primeros viñedos en Vistalba. Pasó a manos de diferentes familias durante las primeras décadas del siglo pasado, hasta que en 1969 fue adquirida por las familias Nieto & Senetiner (así se leía antes el logo), quienes ampliaron las instalaciones e iniciaron una etapa tendiente a producir vinos de alta calidad. En 1974 adquirió un parte la familia Patrón Costas. En 1997 y 1999 (en dos etapas), la empresa pasó a manos del Grupo de Negocios de Molinos Río de la Plata.
Actualmente tiene varios viñedos y varias bodegas (recientemente adquirió la Bodega Ruca Malén), y produce unas 25.000.000 botellas por año.
Se han separado, como distintas unidades de producción, los vinos Nieto Senetiner, de los Cadus, así como seguirán separados los de Ruca Malén.
En la primera cuentan con las siguientes líneas:
Nieto Senetiner: Malbec D.O.C., Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Syrah, Bonarda, Cabernet Sauvignon-Shiraz, Reserva Malbec-Petit Verdot, Malbec-Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon - Cabernet Franc, Chardonnay, Torrontes, Semillón D.O.C., Rose Nouveau.
Emilia: Cabernet Sauvignon, Malbec, Malbec-Bonarda, Red Blend, Chardonnay-Viognier, Sauvignon Blanc, Malbec Rose y Dulce Natural.
Benjamín: Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Tempranillo, Syrah, Naturaleza Malbec Syrah, Naturaleza Malbec Bonarda, Chardonnay, Torrontés, Colección Tardía Blanco, Colección Tardía Rosado.
Espumantes: Grand Cuvée Brut Nature, Grand Cuvée Extra Brut, Champaña Extra Brut, Champaña Brut Nature, Champaña Nature, Extra Brut, Brut Rosé y Dulce.
Como se observa, un portfolio más que completo y con las diferentes gamas para todos los presupuestos.

Roberto nos mostró la bodega, la sala de barricas, los viñedos aledaños y nos explicó los distintos tipos de construcción que -a lo largo de los años- se fueron haciendo y remodelando, para contar ahora con tecnología moderna que permite producir vinos de alta calidad en un marco de buen volumen. 
Después fuimos a cenar al restaurante de la bodega, que está abierto durante el día, y que resultó espléndido y acogedor
Comenzamos probando un Champagne Cadus, de alta calidad enológica, elaborado mediante el método tradicional y que pasa dieciocho meses sobre lías. Un típico estilo francés con burbujas pequeñas que demuestran su fineza y calidad. Aromas a flores blancas, levaduras y pan tostado que se combinan con cierto bouquet del livor de expedición. En boca, es equilibrado, fresco pero con volumen, agradable, delicado, importante, en definitiva soberbio (Aprox. $ 550), de los mejores que se hacen en el país.
Luego, con unas exquisitas bruschetas probamos y comparamos el Cadus Chardonnay con un importante paso por roble, que se lanzará en marzo de 2016, con un Don Nicanor Chardonnay-Vionier (85 % y 15 %), Cosecha 2014. Ambos muy buenos pero conceptualmente distintos.
El primero algo más dorado, con aromas a frutas tropicales de pulpa blanca y amarilla y notas de vainilla, con mucho más volumen, complejo y completo en boca, con una buena untuosidad y un final mantecoso, todo ello por la factura del vino y, en especial, por su mayor contacto con  el roble.
El segundo, del que pasa seis meses por roble el 60 % del chardonnay (es decir la mitad del vino), tiene un color más claro, con tonos verdosos, aromas a frutas tropicales, flores blancas y cítricos y con un ligero dejo de vainilla. En boca tiene un ataque fresco y luego corre frutado amable, con buena acidez  hasta su final, agradable y más fácil de tomar. Los dos excelentes (Aprox. $ 300 y $ 150). 
Cuando llegó el principal, pasamos a los tintos, y probamos:
Malbec Cadus Cosecha 1999, muy bueno, con aromas a frutas rojas maduras, notas terciarias y muy elegante y agradable a pesar de los años que tenía a cuetas. Excelente.
Cadus Cabernet Sauvignon, Cosecha 2000, que -a mi entender- estaba en el punto máximo de su evolución, de manera que la madera se encontraba totalmente acoplada e integrada a las notas frutales maduras bien perceptibles, junto sus notas de especias, ligeros toques de piracina, con sus notas de crianza, como vainilla, chocolate y ahumado, para percibir en boca un vino amable, con personalidad pero redondo, agradable de buen cuerpo y un final sabroso, de esos que invita a otra copa. Un vino soberbio.
Bonarda Cosecha 2000, cepa que a Roberto le encanta producir y mejorar, que estaba muy bueno, frutado, con la madera bien acoplada sin tapar la fruta pero dándole jerarquía al vino. Muy bueno.
Bonarda Cosecha 2005, en este caso el vino estaba en plena evolución, lo que permitió apreciar  disfrutar mejor sus atributos, todos de excelente calidad. Tomando este vino se entiende porqué muchos enólogos insisten en probar con esta cepa. Excelente.
Para finalizar y con los postres, tomamos el Nieto Senetiner Grand Cuvée, Brut Nature que se elabora mediante el método charmat lungo, sólo con pinot noir, y que se distingue por su color ligeramente asalmonado, con burbujas pequeñas y persistentes, al igual que su corona. Con aromas a flores blancas frutas rojas y notas de levaduras y pan tostado y en boca es fresco, expresivo, con buen volumen y muy agradable. Excelente (Aprox. $ 200).

Y nos fuimos, ya bastante entrada la fresca noche mendocina, muy honrados y agradecidos por la atención recibida y con la satisfacción de haber conocido una de las grandes bodegas del país y con el grato gusto de haber departido un excelente y placentero momento con Roberto